Reason 6: Taste the Unique Flavor of a typical Argentinean ASADO


Para el hombre es una de las sensaciones más placenteras, para algunas mujeres una satisfacción saborearlo y no hablo de relaciones amorosas sino de una de las comidas más representativas y deliciosas de la Argentina, El ASADO.

Algunos amigos míos me provocaban diciendo: “tanto tiempo y dedicación para un pedazo de carne apoyado sobre un par de fierros”, y lo pronuncio en pasado porque logré conquistar su atención y respeto ante una comida que puede durar hasta 6 horas.

Si uno tiene neblinas laborales en la cabeza, mientras más dura esta misa mejor. Suena evasivo, pero la verdad que para los que nos gusta darle tiempo es como hacer la plancha en el mar.

Todo se inicia con lo principal: la carne. Parece lo más fácil y no lo es. Quizás es sabrosa, pero no tierna. Siempre algo falta, tener un carnicero de confianza es vital, ya que si este hombre se mantiene en el staff estable de nuestras vidas puede ganarse el lugar de mito.

Teniendo en nuestras manos el ansiado tesoro solo hay que distinguir lo mejor, nuestra verdadera elección.

Lo más común es comer costilla, es lo que uno vincula mentalmente cuando lo invitan a comer algo a la parrilla.

Pero como dice esa frase antigua, pero efectiva, en la variedad esta el gusto.

Y si uno calcula bien, puede hacer varios cortes de carne en un mismo asado. Es decir, sumarle una colita de cuadril que hecha con buen fuego y lenta puede ser el hit, además de la histórica entraña, que se hace vuelta y vuelta con unas buenas brasas chispeantes.

Y no mencionar al Elvis y Sinatra de las carnes, que son el bife de chorizo y el Ojo sería un sacrilegio. Para hacer estas dos estrellas que pasan por la alfombra roja a la parrilla, se necesita buen fuego, atención y mucha práctica.

Para calcular la proporción de carne por comensal, hay que adjudicarle medio kilo por persona y a la cuenta final agregarle medio kilo más…Y así, uno se asegura una futura picada con lo que sobró.

Las achuras y las guarniciones son elementales.

Un chorizo casero, luego transformado en choripán con pan caliente para matar la espera y las clásicas mollejas con limón, tienen que decir presente.

Por otro lado, para acompañar las carnes no hay nada mejor que unas buenas ensaladas y algunas verduras a la parrilla, además del infaltable chimichurri y la salsa criolla.

Papas, echalotes, cebollas moradas, batatas, ajíes y batatas cubiertas de brasas calientes y cenizas tibias más conocido como el método del rescoldo es otra gran variedad.

Luego es cuestión de entonar, ya que con las verduras cocidas más aceite de oliva, sal y pimienta pueden salir combinaciones deliciosas.

Seguramente algún lector debe estar pensando a esta altura: “¿este tipo esta escribiendo de cómo hacer un asado y no nombró la provoleta?”.

La famosa “provo” puede hacer quedar mal a cualquiera. Aquí el parrillero debe estar atento, rápido y con buenas brasas. Un brindis de más puede ser el culpable del fatídico derretimiento de este queso exquisito.

“Esta frío” desde pibe lo escuché como un martillazo hacia mi ego.

Por eso para, recibir ese tan ansiado aplauso hay que servirle la punta de las costillas a los que les gustan “sequitos”, las del medio los que ansían “a punto” y los colorados a los que les simpatiza “jugosos”.

Mientras tanto dejar, en las brasas, del lado del hueso la carne que va ser saboreada para que se mantenga a una buena temperatura.

Cuando los comensales sin hablar aplauden, es muy natural que “tras apoyar la carne sobre unos simples fierros” el parrillero se sienta un poco cansado y el apetito reniegue, bueno, ese no es mi caso.


Extractos de un artículo escrito por Mariano Sena.

El original se encuentra en el siguiente link.